En Mannheim sigue lloviendo. Sin parar. Pero sin lluvia, no habría crecimiento; eso siempre me dice mi mamá, que se crió en el campo. Si no llueve, las semillas no crecen, no habría plantitas, se echaría a perder la cosecha, no comeríamos.
Me hizo pensar que hay muchas cosas que nos parecen molestas, que interrumpen nuestros planes, pero sin embargo, sirven para que crezcamos. La lluvia no es mala, solo que no nos gusta mojarnos.
Si, en este blog también tenemos momentos de reflexión.